Mbappé tiene nombre de deseo, pero Neymar es otra película

El plan de negocio. Alguien que entiende como nadie las tripas de la industria del fútbol comenta que Mbappé y Neymar son los dos únicos jugadores del mundo que podrían cambiar el plan de negocio de un club. Tanto como su indiscutible categoría como futbolistas, pesa su magnetismo para las marcas, para la proyección del propio club o para la atracción del público joven a través de las Redes Sociales. Además de futbolistas son iconos, conocidos en cualquier lugar del planeta. Las cuentas por ventas y los gastos en fichajes se convierten en inversión cuando se habla de uno de estos dos futbolistas.

Poniendo nombres a la ilusión. Empezar la reconstrucción por la renovación de Kroos es un bajonazo. El alemán, a pesar de su triste temporada, es un jugador vigente, pero los sueños se alimentan de ilusiones y el Madrid, desde la salida de Cristiano Ronaldo a esta parte, se ha convertido en una máquina de desilusionar. Por preservar el aura de Florentino se han llevado por delante hasta el brillo de Zidane en el pobre epílogo de la temporada. El madridismo quiere oler a futuro, que es la vitamina del verano futbolístico.

La bandera del PSG. Es tal la necesidad de ilusionarse que cualquier guiño de Mbappé parece sonar a música celestial. El joven campeón del mundo francés sólo marcó territorio para que su demanda se escuchase desde París hasta Qatar, le puso condiciones a su felicidad, apretó lo necesario para que el proyecto repose sobre él y para que sus emolumentos se pongan a la altura del que más cobre. Se lo ha ganado en el campo. No parece realista pensar en su salto este verano.

Neymar y la Copa América. Cuesta pensar en la involución que ha sufrido el astro brasileño desde su salida del Barcelona. En el PSG, Ney ha dejado de ser un Balón de Oro en potencia. Necesita recuperar su mejor nivel futbolístico y la Copa América de su país se presenta como la ocasión para volver a significarse como el futbolista por encima del personaje. La mejor manera de convencer al madridismo, donde no hay unanimidad sobre su fichaje, sería volver a entusiasmar dentro del campo con el peso del 10 de la verdeamarela.