Ya tenemos Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2019: la esquiadora Lindsey Vonn, retirada al término de la temporada. Su elección prolonga la tendencia a la proyección internacional, que siempre ha estado en el espíritu del galardón. Ya son tres consecutivos, justo los posteriores a Javier Gómez Noya. Aquel generó polémica porque españolizaba demasiado el premio, a pesar de que el gallego ostenta el récord de Mundiales en triatlón. De los 33 elegidos desde 1987, 15 han sido españoles. Los tres últimos han roto el desempate. De los más recientes, también crearon controversia los premios compartidos de los hermanos Gasol en 2015, cuando la Selección de baloncesto ya había sido designada en 2006, y de Iker Casillas con Xavi Hernández, cuando La Roja obtuvo su tributo en 2010. Siempre hay debate abierto.

Lindsey Vonn cumple perfectamente ese carácter universal, como lo cumplieron los montañeros Reinhold Messner y Krzysztof Wielicki en 2018, y los All Blacks en 2017. Vonn tiene el récord de victorias en la Copa del Mundo de esquí alpino y ha dado una mayor exposición mediática a las disciplinas invernales. También ha sido ejemplar en la recuperación de sus múltiples y graves lesiones. A la par, el premio a Vonn es un premio extensible al deporte femenino, en imparable eclosión. Había otros candidatos con méritos sobrados para haberse coronado en el Principado, como Carolina Marín, Teresa Perales o Javier Fernández. Pero la estadounidense reúne plenamente las últimas preferencias: Lindsey Vonn es mujer internacional. Además de una brillantísima deportista con un palmarés colosal.