El interior dinámico que quiere Zidane

El Madrid acicaló su imagen en la penúltima comparecencia en el Bernabéu de esta temporada ante un Villarreal empeñado en seguir complicándose la existencia. Las concesiones amarillas abarataron el trabajo blanco en un partido jugado a favor de obra. Fue el Madrid un bloque más implicado y constructivo y menos largo y pasivo. Zidane volvió a dar una oportunidad a Valverde en un nuevo guiño al futuro. Se desconoce si el uruguayo tiene un hueco asegurado para el próximo curso, pero su naturaleza futbolística encaja con el tipo de centrocampista que el técnico madridista demanda.

Con Casemiro como ancla y Kroos como director, Valverde completó la medular, pero adelantó su ubicación para escalonar al equipo. Cuando el Madrid ordenaba su salida, Kroos se acostaba en el espacio entre Vallejo y Marcelo y Casemiro tomaba el pasillo central. El uruguayo, en cambio, ofrecía una altura más como hizo frente al Getafe. La mayoría de sus toques de balón fueron en la posición teórica del mediapunta. Valverde aportó llegada y recuperación si el Madrid perdía el balón (seis robos y tres entregas interceptadas). Su amplio radar de acción dada su aplicación física le permite ocupar casi todo el campo. Hasta mejoró su insegura relación con el balón, el principal obstáculo para su continuidad en el Madrid. Registró un 88% de acierto en el pase. La función asumida por Valverde invita a pensar en lo que Zidane quiere para la campaña que viene. Un interior dinámico, vigoroso y con capacidad de aparecer en los metros finales. Es la explicación por la que la mirada de Zidane está dirigida a Pogba.

Zona de remate

El Madrid tuvo amplitud por las bandas y Valverde siempre se colocó en posición de recibir el envío lateral para finalizar la jugada. Su presencia en el borde del área rival fue continua. Remató en dos ocasiones.