La ventana de la escuela

El boxeo es vida, vive duro. Asómate, charlamos de boxeo y de la vida.

Autor: Jero García
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LA VENTANA DE LA ESCUELA

El viaje de Ardi hacia el Europeo de la WBO

Acompañamos al boxeador profesional Álvaro Rodríguez Ardi y a Jero en su viaje a Newcastle para disputar el título Europeo de la WBO.

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Esta semana aparcamos los tutoriales para mostraros como vive un boxeador profesional español un viaje a otro país para disputar un combate contra un boxeador local. En este caso, viajamos con Álvaro Rodríguez "Ardi" y con Jero hasta Newcastle, donde se disputó el combate por el título Europeo de la WBO entre Ardi y el púgil local Tyrone McCullagh.

Podréis ver las rutinas de los días previos a la velada, el pesaje, el calentamiento en vestuarios, la vista desde la esquina y alguna que otra anécdota sorpresa.

Tanto Jero como Ardi, vuelven orgullosos de la actuación de nuestro boxeador pero enfadados con el devenir de los acontecimientos sobre el ring, donde el árbitro tomó más protagonismo del que debiera.

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Paris al atardecer, no estoy paseando por los Campos Elíseos, no se me descoyuntan las cervicales de mirar la Torre Eiffel desde abajo, no discurro por el Barrio de los Pintores de Montmartre, uno de mis lugares favoritos de mi vieja Europa, ya quisiera yo. Estoy en el aeropuerto Charles de Gaulle rodeado de esa bruma gris que sólo la ciudad de las luces puede hacer lucir bonito, una hora y media de escala nos queda a “la ardilla” y a mi menda para zarpar por los aires a tierras británicas. Newcastle nuestro destino de los próximos días, hora de batalla al noreste de Inglaterra. Que yo tendría que estar en mi Mallorca política con los iguales y mi reina pero pedimos tiempo muerto para acompañar a nuestro Ardy Rodríguez a la aventura de asaltar un cetro continental. Como fiel escudero le llevaré la bolsa, lubricaré de vaselina su rostro y vendaré sus armas. Nos espera un zurdito eléctrico que no nos va a regalar nada de nada, pero que se asegure que nosotros tampoco. Todo me gusta, las correrías pugilísticas de mis chicos me dan vida, uno que no da el peso, otro que se me escapa y me bebe agua, otro que a la que me descuido se me engulle una chocolatina, todo me encanta, la competición, los nervios, la pelea, la incertidumbre, todo menos una cosa. Algo que veo con connotación negativa, la envidia, sí!, la envidia que tengo de no ser yo el que pase hambre, de no ser yo el que lleva un día sin beber, de no ser yo el que al día siguiente acabe con todos los presupuestos del estado en hielos y antiinflamatorios. Porque lo echo de menos, joder!, claro que lo echo de menos, lo amaba tanto que me jugaría otras setenta veces la vida en la tarima brava por volver a sentir eso que ya no volveré a sentir pero que nunca olvidare. Posdata: Siempre que voy a un gran evento boxístico me gusta tocar las cuerdas antes de que suba el telón, cosas mías.

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¡Hasta el próximo sábado!