Zidane y la reconquista de LaLiga

Zidane ansía la reconquista del título de Liga. Lo dijo ayer, cuando el madridismo esperaba, o temía, o daba casi por hecho, que el Barça volvería a ganar ese título. LaLiga no es la Champions, pero representa unos valores que nadie puede ignorar. Hablo de la persistencia, el estar a todo, jugar en todo el campo, en todo el tiempo, en todos los campos. Ése es el secreto del fútbol que triunfa. Por aquí y por allá hay buenos jugadores, pero sólo unos cuantos de ellos tienen la persistencia en su cualidades que Zidane desea. Zidane no es un cualquiera. Zidane no quiere ser un entrenador más, un pasajero de la historia, Zidane quiere dejar huella.

Por eso quiere hacer un Real Madrid nuevo, no basado en el que ganó tres Champions, sino edificado sobre nuevos supuestos. Se marchó de forma inesperada, para establecer una distancia sobre lo que hasta ese momento existía. Le valen unos cuantos, otros ya se sabe que no. Es reservado en sus pronunciamientos, aunque ya se ha traslucido que Bale le sobra, y bueno sería que el Madrid sacara un buen dinero de su traspaso, y que Pogba le hace tilín. En cualquier caso, Zidane está abocado a la reconstrucción de un equipo que lleva un año abandonado a sí mismo, resignado a que tras la pérdida de los cincuenta goles de Cristiano no hay nada.

Quizá al Madrid, feliz tras las últimas Champions que le han dado un valor universal magnífico, le vendría bien no tentar tanto la suerte. Son magníficos sus éxitos europeos, le han colocado en un podio mundial. Pero hay una persistencia en el Barça en ganar LaLiga española que compromete ese dominio del Madrid, nacido en los años cincuenta del pasado siglo, renovado recientemente, pero amenazado una y otra vez por ese Barça que insiste. Europa, la Champions, da y quita, pero Zidane, con un realismo que le es muy propio, que le define, asume el compromiso de asaltar el título de LaLiga. Demuestra con ello que no deja puntada sin hilo.