Que Simeone ha triunfado nadie lo puede discutir. Aparte de haberse ganado el corazón de todos los atléticos, los números son elocuentes: en siete años siempre ha estado jugando la Champions. E incluso llegó a dos finales. Además del éxito deportivo hay que destacar el económico, ya que estas metas llevan implícito millones de euros que han permitido a la entidad construir un nuevo estadio como el Wanda Metropolitano y hasta rebajar parte de su deuda. La filosofía del partido a partido ha calado hondo en el vestuario. Por eso al final de todas las campañas pueden sacar pecho los rojiblancos porque tampoco han faltado títulos como la Supercopa de Europa, la Europa League, LaLiga veinte años después de la última y la Copa del Rey.

Lo más destacable es que Simeone cogió a un equipo al borde del abismo, con unos jugadores que no cotizaban para nada ni para nadie y que ahora mismo los quiere toda Europa. Como ha pasado con Lucas, por ejemplo. El cholismo ha creado escuela hasta en Europa y muchos copian su forma de entender el fútbol. Y todavía le queda una deuda pendiente. Simeone quiere esa Champions que se le ha escapado ante el vecino para completar su obra.