Mientras hay vida, hay que competir

Aunque sea mínimamente, le salió a Klopp un aliado con el Atlético de Madrid. Los rojiblancos de nuevo en modo competir se hicieron con los tres puntos en Ipurua, algo que condiciona la cantidad de caprichos de Valverde en Liga de cara a la semifinal contra el Liverpool. Un triunfo basado en la lucha por la segunda jugada de Morata, aguantar la pelota de Kalinic, continuación de jugada de Koke y llegada de Lemar, para definir un maravilloso pase del canterano.

Fueron esos movimientos de Simeone en el último tercio de partido los que provocaron la jugada determinante del encuentro. Antes buscó el fútbol entre líneas, con un muy buen Vitolo que aprovechaba la presión de Escalante y Jordán (jugador este que por calidad precio me parece de lo más interesante de LaLiga) en campo contrario para girar y abastecer a los que llegaban de segunda línea, aprovechándose de lo alta que estaba la línea defensiva. Me hubiese gustado ver más minutos en esa labor a Lemar, aprovechando su habilidad, pase y asociación para fabricar ese tipo pases. 

No se sale vivo de Ipurua sin las rodillas manchadas de barro porque los del gran Mendilibar te obligan siempre a estar conectado los 90 minutos. De un rechace o cualquier centro lateral son especialistas en anticiparse y crearte problemas si no estás de puntillas.

Mientras haya vida se compite y, sea por asustar al Barcelona o por el segundo puesto, los rojiblancos van a estar en Modo Ipurua, de puntillas y con las orejas tiesas, lo que resta de temporada.

Analizar una época resumiendo títulos, finales, participaciones de Champions y segundos puestos es la demostración de que la entidad y el vestuario son saludables. Por último, destacar como un suceso surrealista la persecución del colegiado a Morata con colleja incluida. Fue extraño no por la fuerza del gesto, si no por el acto en sí viniendo de un árbitro hacia un jugador.