Nadal, lo peor no es la derrota

Toni Nadal, ahora dedicado a charlas motivacionales en empresas, dijo hace unos días que su sobrino “no es un tenista, sino un lesionado que juega al tenis”. Luego le pidió disculpas, aunque el tío Toni, que conoce a Rafa mejor que nadie, ya había soltado frases similares otras veces. Las lesiones, los parones constantes para su recuperación, el maltrecho físico, la edad… Todo ello golpea a Rafa Nadal en su rendimiento. Sería una buena excusa explicar su derrota de semifinales por estas razones, y seguramente habrá tenido influencia en el resultado, pero el propio Rafa prefiere no agarrarse a estos argumentos. “He jugado mi peor partido en 14 años”, se lamentó tras caer ante Fabio Fognini. Pues, eso: Nadal jugó mal, como ya hizo en varias fases ante Guido Pella. Y este domingo se hará raro no verle en la final de su Montecarlo.

Fognini es un buen jugador, que no exhibe un mejor palmarés por su carácter inestable y sus altibajos emocionales. Este sábado estuvo centrado, a un alto nivel, y vapuleó a un desconocido Nadal, que casi encaja un rosco en el segundo set. El italiano no es un tenista cualquiera, al menos no lo es ante Rafa y en tierra. Este es su tercer triunfo sobre el español en arcilla, algo que sólo han logrado antes Djokovic, Gaudio y Thiem. Lo peor de la semifinal de Mónaco no fue su derrota, ni siquiera el freno a ese récord que aparca en 11 títulos. Lo peor ha sido esa sensación de debilidad que ha dejado Nadal en el arranque de su mejor superficie, con todo lo que queda por delante: Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros… Un Everest sólo al alcance de Nadal, pero no de este Nadal. Ha vuelto muchas veces. Así que le esperamos de nuevo.