La larga travesía del desierto

El trompazo de las dos últimas jornadas de la Liga de Naciones devolvió a la Selección a la realidad, la que se intuía tras el fiasco de Rusia. Nos toca una importante travesía por el desierto. Las jubilaciones y renuncias nos abocaban a una época de transición amarga, todos lo habíamos asumido, pero Luis Enrique ha contribuido a hacerla más mareante con tanto cambio y tanta prueba. Lucho lleva ocho meses al mando y, al margen de que le gusta llevarse a los chicos a terapias modernas de convivencia y diversión, no sabemos a qué quiere que jueguen en el campo, que es donde hay que hacerlo. Los vídeos de las listas, al estilo Sorpresa, sorpresa, son muy mediáticos y simpáticos, pero nos dejan casi siempre con la boca abierta por algunas decisiones desconcertantes. Lo de Alcácer, que marcó tres goles en un partido y medio y dejó de ser convocado, no lo entiende nadie.

Haber cambiado la defensa sin parar, partido tras partido, tampoco ha contribuido a darle seguridad al grupo. El centro del campo es guadianesco con gente que entra y sale sin parar. Por supuesto que el relevo de lo que había no iba a ser fácil, como dice el seleccionador, pero se le ha ido un poco la mano con las probetas. Es conveniente empezar a ver un esqueleto pronto y saber con quién nos jugamos la clasificación. Al menos Noruega estará igual de despistada que nosotros.