Cinco versiones sobre la opción de que el Barça vuelva a ir a por Griezmann

La del club. No hay memoria que valga. Se mira la oportunidad de mercado. Tiene un precio asumible –y más en los tiempos que corren– porque 120 millones por un futbolista así es un chollo. Abre mercado en Francia, donde el Barça ya ha puesto una pica con Umtiti, Lenglet y Dembélé además de Abidal y el proyecto Todibo. Como idea de negocio en busca de patrocinadores francófonos es una mina. El problema que le ven es como acabó la negociación el curso pasado. Y no crean que aquí hablamos de desplantes, sentimientos o resentimientos. Nada de eso. Hablamos de sueldo. Griezmann eligió al Atlético... por un precio que ahora el Barça no puede asumir sin dinamitar el equilibrio salarial de la plantilla. Hay margen de negociación.

La del vestuario. Desde el principio, los pesos pesados del Barcelona se mostraron encantados de que el francés pudiera unirse al proyecto culé. Iba a ser muy bien recibido por los que cortan el bacalao, que pusieron su granito de arena para cerrar la operación. El desenlace de la misma les dejó con un palmo de narices. Pensando que se habían mojado y metido donde pocas veces se meten para nada. No lo volverán a hacer. Pero si llega, le abrazarían. Le valoran mucho.

La de los técnicos. Aquí incluimos a entrenador, secretaría técnica y dirección deportiva. Una cosa es que fichar a Griezmann sea una alegría para el departamento de marketing y otra que Antoine sea lo que realmente necesita el equipo. La prioridad es De Ligt y un delantero centro que empiece a curtirse como fichaje estratégico para cuando Suárez ya no esté. Griezmann no es ese perfil. Y si llega, alguien tendría que salir obligatoriamente para hacerle sitio en la media punta. Coutinho tiene todos los números, pero la temporada es larga. Hace un año, el señalado era Dembélé. Las tornas han cambiado radicalmente.

La de la afición. De momento, es la postura más radical de todas. La unanimidad en las encuestas de los diarios deportivos catalanes demuestran que los únicos que no olvidan el no de la famosa "decisión" son los aficionados de a pie, que en un promedio del 92% aseguran que no le ficharían. Hace un año, le esperaban ansiosos. Nada que, con lo que se ha visto en el mundo del fútbol, no pueda voltearse con dos partidos y tres entrevistas, pero más allá del romanticismo y los egos heridos, el problema está en el salario y en las prioridades deportivas.