Messi, Cristiano y Neymar, el podio del fútbol mundial coincidió en Madrid

Curioso cruce de caminos. Madrid se convirtió, sin quererlo, en una gran coincidencia. Leo dormía con su selección argentina en un hotel del norte de la capital; Cristiano lo hacía en su casa, tras presentar su última inversión en una clínica capilar, mientras Ney descansaba, o lo que sea que haga con los Tois, en un hotel, para rodar su enésimo anuncio. Más allá de los resultados, el magnetismo del brasileño con las marcas es impresionante. El único futbolista capaz de cambiar el plan de negocio de cualquier club es lo que más puede atraer del mundo a Florentino Pérez.

Vidas paralelas. Tras otra increíble exhibición y el aplauso del Benito Villamarín, que es el del mundo del fútbol, ya nadie duda de que Messi se codea con Pelé y Maradona entre los grandes de la historia de este deporte; lo insólito es que Cristiano, desde su capacidad goleadora, su enorme ego y su voracidad ganadora, pueda superarle este año en Balones de Oro, si la Juve llega más lejos que el Barça en la Champions. Neymar, entretanto, barrunta su salto al Real Madrid. Necesita agrandar su leyenda y en París está menguando a pasos agigantados. Dos años fuera del podio de su anhelado Balón de Oro es un evidente retroceso en su carrera.

Y Griezmann, en Francia. La frase de querer sentarse en la misma mesa que Messi y Cristiano le acompañará de por vida. El futuro del Atleti se edificaba hace dos semanas en cuatro pilares: Cholo Simeone, como aglutinador de todo; Andrea Berta, como reflejo del club; Jan Oblak, el mejor portero del mundo, y Antoine Griezmann, la estrella. Todo lo demás era accesorio. La dolorosa eliminación de la Champions y los dos meses y medio de travesía del desierto, sin opción a títulos, han cambiado el paso y quién sabe si el proyecto. Sin competitividad, sin los mates con Godín, su hermano mayor, Griezmann vuelve a dudar de su lugar en el fútbol.

El icono Casillas. Iker se resiste a tirar la toalla de no salir por la puerta grande de la Selección. Dolido por su manera de dejar el Madrid y el equipo nacional, querría tener la oportunidad con Luis Enrique que se está ganando en el terreno de juego. Si el criterio es formar un equipo, puede que se le haya pasado el arroz, pero si es contar con los jugadores más en forma, Casillas debería estar por delante del titubeante De Gea, al que sólo le sientan bien los guantes del United.