El Atleti ganó el partido en el descanso: algún día tendrán que contarnos lo que le ha dicho Simeone en el vestuario a los suyos, pero debe haber sido algo rápido y muy efectivo. Por como sus chicos volvieron al campo, la sensación fue que montó un minicine y, durante 15 minutos, les mostró el gesto de Cristiano hacia los hinchas del Wanda. La Juve regresó al césped con algo de retraso y pareció un tren en un día de huelga: con el paso del tiempo, el retardo siguió creciendo hasta convertir al rival en inalcanzable.

La Vecchia Signora tenía que responder con su calidad a la intensidad colchonera, pero no lo consiguió en ningún momento: Dybala se apagó demasiado rápido, Ronaldo, nervioso, se vio muy poco y la zaga perdió su habitual control en el tramo final. Allegri intentó responder con agresividad a la fuerza del Atleti y su agobiante presión, pero jugar este tipo de partido fue un regalo a Simeone. Le echaron una mano el fallo de Diego Costa, Szczesny, el larguero, el VAR… Pero ni con esa ayuda se pudo evitar una derrota dura e inesperada, que aleja muchísimo los cuartos de final. Cuidado, sin embargo, con considerar la eliminatoria ya sentenciada: hace un año la misión en el Bernabéu era mucho más complicada, y la Juve la tuvo a un paso. Ahí apareció Cristiano y acabó con sus sueños: ahora, su esperanza es que el luso reaparezca en Turín.