El juego devuelve al Madrid

El Madrid olvidó sus contradicciones futbolísticas y cuajó su mejor partido de largo en la etapa de Solari. Fue un equipo poderoso, dominador y equilibrado de punta a punta. Sólo la nostalgia de la ausencia de Cristiano le impidió enganchar la victoria antes. La rehabilitación blanca llegó desde la presión (72 recuperaciones) y desde el balón (69% de posesión). La soltura de Ceballos y Modric (este sí es Modric) como directores de juego naturalizó los ataques. En el otro lado no hubo ni rastro de los rasgos del Sevilla de Machín, timorato y desposeído de sus habituales cualidades. Banega estuvo irreconocible (16 pérdidas) y Sarabia y Vázquez ni aparecieron. La única transición que enlazó con sentido la pifió Escudero en la finalización.

Vinicius tiró del Madrid en el primer tiempo. Sus índices de productividad, más allá de la precisión final, resultan irrenunciables. El juego legitimó el triunfo blanco tras el descanso. Modric y Ceballos fueron la bandera, más vertical el primero y asociativo el segundo (89 pases buenos). Su influencia envalentonó al Madrid, instalado en campo sevillista y osado en su fútbol. Se quitó el corsé, desaparecieron las dudas y el pie de Casemiro trajo justicia. El Madrid sólo será el Madrid a partir del juego. Solari debe saberlo ya.

Llegada desde atrás

Modric apareció una y otra vez en las cercanías del área con movimientos de ruptura. Vázquez no le siguió y el croata encontró un pasillo por el que avanzar con suma facilidad.