Borja Iglesias y Susaeta, ejemplos

Una carrera a fuego lento. El fichaje de Borja Iglesias por el Espanyol va camino de ser el más rentable del año. Son once goles ya en el ecuador de la temporada. Fueron diez kilos, la mayor inversión económica del club perico en un futbolista, en términos globales podría parecer una ganga analizando cómo está el mercado, pero también un riesgo considerando que no tenía experiencia en Primera. Borja se lo ha currado mucho, fue cadete del Valencia donde coincidió con Paco Alcácer, de allí a la cantera del Villarreal donde hizo amistad con Gerard Moreno, el jugador al que acabaría sustituyendo este verano en el Espanyol. El Celta apostó por este gallego que volvería a casa, se infló a marcar como nadie lo hizo antes en el filial, incluso debutó con el primer equipo dando relevo a Santi Mina. Sin embargo el fútbol de élite se le resistía, no llegaba esa gran oportunidad como celeste. En Zaragoza, una plaza histórica, la rompió, con 22 goles que llevaron a los maños a las puertas de una Primera que se quedó en la punta de los dedos. Acaba de cumplir 26, su cláusula es de 28 y acaba de rechazar una propuesta del Everton para salir ya. No me extrañaría nada una llamada de Luis Enrique. Delanterazo.

El capitán silencioso. Cuando eres un fijo para entrenadores tan distintos como Caparrós, Valverde o Marcelo Bielsa, te deberían dar el título de gran futbolista. Hablo de Markel Susaeta. Siempre confiaron en él para sus formaciones titulares. El jueves alcanzó en Sevilla la cifra mágica de 500 partidos con la única camiseta que ha vestido, la del Athletic. Accede a un club tremendamente selecto que encabeza Iribar (641), Txetxu Rojo (541) Joseba Etxeberria (514) y Andoni Iraola (510). Curiosamente, tirando para mi tierra, cuatro de los cinco son guipuzcoanos. A sus 31 años es, por derecho, una leyenda rojiblanca.

Una vida de película. Hablando de Bielsa, hay muy buenos documentales sobre él, pero su vida ya da, de largo, para una película. Más aún teniendo en cuenta el talento argentino para la gran pantalla. Ese film contaría con capítulos berlaguianos y propios de Amanece que no es poco, ahora que se estrena la secuela. Estamos ante un personaje fascinante, que enamora o provoca rechazo, no sé en qué porcentaje, sólo sé que yo estoy entre los primeros. Su rueda de prensa confesando con detalle que ha espiado a cada uno de los rivales de su equipo, es solo comparable a la que dio en el Athletic para autodenunciarse por haber sujetado de la pechera a uno de los responsables de las obras de Lezama. No deja indiferente, aunque creo que no pretende nada en particular. A todo esto, tiene al Leeds líder, camino a la Premier, y como ocurriera en Bilbao o Francia, tiene a la afición en el bolsillo.