Pretendo que el Espanyol emule a los grandes Miquel Poblet, Federico Bahamontes, Julio Jiménez o Eddy Merckx, por citar algunos de los héroes ciclistas que coronaron este temido puerto de montaña en el Tour de Francia. Se nos presenta una dura ascensión. Un calendario durísimo que marcará el devenir de gran parte de esta temporada y que nos trae el esplendor de la emoción copera.

Eibar, Betis, Real Madrid y Villarreal, paisajes futbolísticos y rivales de lo más variado en cuanto a estilo pero exigentes todos. Duros competidores que pondrán a prueba la resistencia de un conjunto con una plantilla corta que empieza a verse muy exigida por las lesiones y el aumento de la cadencia de partidos. Hemos superado dos rondas coperas y ahora ya no hay fallos que permitirse y el horizonte se presenta cada vez más ilusionante. Como aquella eliminatoria ante el Sevilla con Sergio González, así siento la eliminatoria en mi interior.

Al Espanyol se le tiene que exigir que se deje la piel en el campo, que luche a por todas y que no desista en esfuerzo, al igual que los valientes ciclistas que se enfrentaban a las adversidades de los Alpes franceses y llegaban extenuados a la cima. Bajo esas premisas, el apoyo de la afición será incondicional para sobrevivir a los duros tragos de un calendario que nos puede situar muy cerca de cotas magníficas en Copa y de Europa en la Liga. El reto no es pequeño pero debe ser afrontado con la máxima ambición posible, con el espíritu de aquel ciclista que busca escribir con letras de oro su coronación en los puertos de máxima dificultad.