Con la sombra del que fracasó

Ayer estaba dando una charla a estudiantes que cursan el máster de periodismo deportivo del Madrid en la Universidad Europea cuando nos llegó esta noticia del despido de Mourinho. Pocos minutos antes les había explicado que su carrera iba a ser dirigida no por su propia voluntad y sus propias decisiones sino por la actualidad y sus sobresaltos. "Un periodista no crea los acontecimientos sino que son los acontecimientos los que crean al periodista", les conté con este convencimiento que otorgan la edad, la experiencia y el recuerdo de tantos momentos de vida "robados" por dicha actualidad. Y luego me imaginé a Santiago Solari con la obligación de torear las evidentes pero pesadas preguntas sobre Mourinho y la (ridícula) fantasía de un sector del madridismo respecto a su vuelta al club merengue.

Me dije a mi mismo: "¡Lo que le faltaba al míster!". Ya debe gestionar el caso Isco, arreglar los problemas defensivos que casi le cuestan cuatro puntos al equipo madridista en los dos últimos partidos de Liga, mejorar claramente la construcción del juego y lidiar con las lesiones. Y resulta que va a disputar el primer título de su carrera como técnico con la sombra del que fracasó en el Real Madrid pero que, por una razón que todavía no me explico, sigue teniendo un enorme tirón. Una presión añadida que, como Solari bien sabe, se va a intensificar si no vuelve a España con la copa de campeón. Pero un obstáculo que engrandecerá su figura si triunfa en este Mundial de Clubes. Son los acontecimientos los que crean a los periodistas. Y también a los grandes entrenadores.