Obligatorio pasar a cuartos

No se puede negar que el Barcelona tuvo en el sorteo de octavos de final toda la suerte que no tuvo en el sorteo de la fase de grupos, donde se la tuvo que jugar ante el Inter y el Tottenham, dos de los peores rivales que podían tocarle por coeficiente.

Por tanto, todo lo que no sea pasar a cuartos será un fracaso. La clasificación es obligatoria y será a partir de esa eliminatoria, donde parece que si no hay sorpresas van a estar los esperados (menos los que queden apeados en el Liverpool-Bayern y Atlético-Juventus) cuando se verá si el Barcelona está en disposición de sanar la herida de las tres últimas temporadas.

La plantilla blaugrana se ha tomado esta edición de la Champions como algo personal desde que Messi pronunció el discurso en la presentación del equipo marcando “esa copa tan linda y deseada” como el gran objetivo del curso.

Aferrado a esa idea, el Barça liquidó la primera fase de un grupo complicado una jornada antes de que acabase y firmó grandes partidos como la victoria en Wembley ante el Tottenham o los dos ante el Inter sin Messi en el equipo al estar lesionado el argentino.

No obstante, el Barcelona cuando ha dado síntomas de debilidad esta temporada ha sido en los partidos en los que les daban vencedores de antemano sin ninguna opción a la derrota. Ahí, ante el Girona, el Athletic o el Leganés el Barça tuvo sus tropezones. La concentración debe de ser máxima teniendo en cuenta de que el Olympique puso en serios apuros al Manchester City en la primera fase y que un mal momento en Champions, tal y como pasó en Roma hace un año, te sale muy caro, aunque sobre el papel, todo lo que no sea que el Barça esté en cuartos sería una debacle.