Equipo sin trazo y el Bernabéu lo sabe

Apenas 54.000 personas acudieron al Bernabéu para presenciar un partido entre equipos madrileños, en fechas que suelen procurar excelentes entradas. Huele a Navidad, época para el fútbol familiar. Algo se ha roto, sin embargo, en la relación de la hinchada con un Madrid que no convoca, una sensación parecida al cansancio, a equipo demasiado visto. Hay fatiga en la relación y fatiga en el juego.

Mereció la victoria el Real Madrid, que jugó un primer tiempo aceptable, sin entusiasmar a su gente. El Rayo se pareció a la versión que le mantiene entre los últimos del campeonato, un equipo de fútbol agradable y bastante flaquezas defensivas. Concedió más de la cuenta en el primer tiempo y no inquietó a Courtois, que esperó hasta los últimos cinco minutos para entrar en acción. Las únicas oportunidades llegaron en un par de saques de esquina, cabeceados por Emiliano Velázquez, un central con poca presencia hasta ahora en las alineaciones.

Como suele ocurrir en los últimos partidos, abundaron los reproches individuales. Asensio, que jugó mejor de lo que pareció, ha entrado en la lista de sospechosos. Es una pena. Se le ve un poco abatido, sin la confianza que le caracterizaba en su recorrido inicial en el equipo. Aquel Asensio que pedía la titularidad a gritos, que marcaba goles importantes y triunfaba frente al Barça en la Supercopa o el Bayern en las semifinales de la Copa de Europa, ha entrado en crisis, como si le afectara el ambiente que ahora pesa en el Bernabéu.

Por mucho que se individualicen las responsabilidades en el Madrid, el problema esencial es colectivo. Al equipo le falta trazo, no tiene un perfil definido, funciona entre espasmos. Sorprende este defecto en alineaciones que integran a gente como Modric, Kroos o Benzema, jugadores que deberían articular el juego como pocos en el mundo. Excepto Benzema, sorprendente y merecido líder del Madrid en las últimas jornadas, ninguno se asoma a su mejor nivel.

Le falta arquitectura al Madrid. En el mejor de los casos, impone la inspiración de sus jugadores y la producción de Lucas Vázquez, un futbolista impagable en estos tiempos difíciles. Desde su regreso a la titularidad (Santiago Solari le ha cambiado la vida esta temporada), Lucas Vázquez ha funcionado con una consistencia ejemplar. Volvió a figurar entre los mejores el sábado. Hubo justicia en el gol del Madrid: reunió a los dos más competentes (Benzema y Lucas) en los últimos partidos.

Para que el Madrid gane en autoridad será necesario que Marcos Llorente añada más volumen de juego a su actividad defensiva. Ha progresado, comienza a sentirse importante, pero no termina de armar el juego. Ocupa una posición esencial en el funcionamiento general. Al Madrid le marcan menos goles en la Liga, y algo de esa mejoría se debe a la contribución de Llorente, pero en el capítulo ofensivo mantiene su aire errático.

El equipo fue despedido entre suaves silbidos, nada inquietante, a la espera del rendimiento en el Mundial de Clubes, donde el Madrid es tan favorito que sería muy decepcionante cualquier otro resultado que una victoria. Será un buen momento para recuperarse y regresar con mejor aspecto a la Liga. Por ahora, no lo consigue y su hinchada lo sabe. Acude menos que nunca al Bernabéu.