La dormilona

Por tres, por cuatro o saliendo por la puerta, el pádel ha llegado para quedarse como deporte profesional. Por ello, y porque lo mejor está por venir, este blog nace para analizar, valorar e informar sobre la actualidad del mundo de la pala. Pasen a la pista.

Autor: Alberto Bote

LA DORMILONA

Fernando Belasteguín está de vuelta

Tras cuatro meses lesionado volvió al WPT para ganar el Master Final y lo hizo demostrando que está recuperado y que en 2019 aspira a todo.

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Fernando Belasteguín celebra la victoria en el Master Final.
Javier López EFE

El Master Final tocó a su fin. La mayor cita del pádel mundial y el World Padel Tour echó el telón este domingo y, de entre las noticias que dejó, hay una que destaca por encima de todas. Fernando Belasteguín ha vuelto.

Porque había muchas dudas sobre el estado de forma de Bela. El argentino se lesionó en el mes de agosto durante el Mijas Open y, desde entonces, había estado parado cuatro meses. Una epicondilalgia en el codo le obligó a parar y desde aquel veraniego mes no había vuelto a la competición.

Y es que nadie conocía con exactitud cuál era el estado en el que se encontraba Bela. De hecho, él mismo lo desconocía. En los días previos al Master Final aseguraba que iba a apurar para llegar con garantías y, sobre la bocina, se inscribió junto a Pablo Lima en la última cita del World Padel Tour 2018. Qué sabia decisión.

Porque a Fernando se le ha visto más Bela que nunca. En el debut contra Miguel Lamperti y Juani Mieres comenzó de menos a más, pero dejó claras evidencias de que su lesión del codo parece –que no está- del todo olvidada. Después, en semifinales, ante Lebrón y Juan Martín, y en la final, ante Sanyo Gutiérrez y Maxi Sánchez, demostró porqué es quién es en el mundo del pádel.

Un Belasteguín al que se ha visto golpeando con intensidad la volea y la bandeja, mimando con precisión el globo –su golpe fetiche- y yéndose al cara a cara en la red cuando más falta hacía. Solo, quizá, ha llamado la atención su escaso atrevimiento en el remate, una suerte en la que el de Pehuajó es un auténtico martillo con ese ‘smash’ plano y potente tan característico.

Pero, de entre todas las facetas del juego, donde más fuerte se ha visto a Bela es en el plano de los intangibles. Ese limbo deportivo que no aparece en las estadísticas en el que muchos sucumben y solo unos pocos elegidos en la historia del deporte triunfan. Ahí vive Bela y ahí ha forjado su leyenda. 16 años como número uno le avalan.

El argentino es un jugador único, inimitable e irrepetible por su capacidad de creer cuando todo parece perdido. Su capacidad de resiliencia, expresada en gritos de ánimo al compañero cuando las cosas se ponen en contra o en sus famosas miradas de ambición, forman parte ya de la historia del pádel. Quizá no se siente mejor, probablemente no es mejor que sus rivales, pero cree más y mejor en que existe un mundo más allá si se trabaja por él. Y, casi siempre, tiene premio.

Fernando Belasteguín, emocionado, es consolado por Pablo Lima tras la victoria en el Master Final.

Fernando Belasteguín, emocionado, es consolado por Pablo Lima.

Un regreso merecido en forma de título de ‘Maestro’ que le hizo llorar de emoción cuando finalizó el partido. Sus lágrimas de campeón eran el fiel reflejo de todo lo que ha tenido que pasar para volver al lugar del que nunca tuvo que haberse ausentado. Se emocionó con el triunfo y el público, esta vez sí, lo hizo con él.

Una victoria que es el primer paso real para poder pelear en 2019 el número uno del World Padel Tour. El primer aviso de que, si las lesiones le respetan, la hegemonía de Bela y Lima vuelve a planear sobre el circuito para aplicar su autoritario reinado. Eso significa que el ‘Rey’ Bela ha vuelto, y eso es una gran noticia para el pádel.