"Me parece mal que Isco no saliera a pedir perdón tras el partido". La frase viene de un amante del fútbol del malagueño y de un hombre acostumbrado a buscar puentes de unión con su verbo cultivado. Jorge Valdano se une a los iscómanos que estamos desconcertados con la situación del jugador al que Sergio Ramos rebautizó como 'Magia'. Es evidente que Solari no le tiene fe, toda la que le sobraba a Lopetegui. Pero Isco debe cambiar de autovía para encontrar el camino de la reconciliación: con la grada, con el entrenador y con el propio club. El genio de Arroyo de la Miel está incómodo con su nuevo estatus y no es un tipo al que le guste disimular sus emociones. Pero debe rectificar para reinsertarse en el grupo que le ha dado la gloria.

Isco supo esperar hace dos temporadas cuando Zidane le tenía relegado en beneficio de Bale (la bbC era sagrada) o del propio James. Hasta cuartos de final, incluso Coentrao había jugado más que él en la Champions... Pero guardó silencio, trabajó duro y en la recta final fue titular y héroe. Clave ante el Bayern Múnich e influyente en el partidazo de la final ante la Juventus en Cardiff. Isco, tú tienes la mano en este pulso: juega como sabes.