Dembélé tiene que elegir entre palmarés o una bella leyenda

Nada nuevo. Mágico González, George Best, Housemann, Gatti, Canito, Garrincha, Bowles, Worthington, Rodney Marsh, Cunningham, Bochini, Balotelli, Djalminha, Le Tissier, Adriano, Carlovich… tantos jugadores que fueron tan díscolos como geniales y tuvieron siempre un denominador común: la grada les adoraba en una proporción inversamente proporcional a la desesperación que causaban en sus compañeros y técnicos. Generaron una leyenda maravillosa para ser contada que se impuso al historial deportivo, en algunos casos realmente remarcable, pero eclipsado por su atracción al abismo. Ante esta situación, alguien le debería explicar a Dembélé cómo quiere ser recordado, por la leyenda o por el palmarés.

Indultado. Ante el Tottenham quedó claro que para el público, Dembélé puede levantarse a la hora que le dé la gana mientras siga marcando goles como el que rubricó ante los ingleses. Es el punto de locura en un equipo que busca la excelencia en la precisión de un artesano relojero. En el Barça todo parece tan reglado que falta improvisación, algo que gusta mucho a la grada y poco a los entrenadores. Tiene pinta que, de momento, el problema de su comportamiento afecta más al camerino que a los hinchas.

Friday. Nada es más agradecido que narrar una gran historia sobre ese genio que se perdió por una vida frenética. Nada mejor que poder decir esa frase de "yo vi al mejor jugador que nunca llegó". Nadie encarna mejor que Robin Friday esa leyenda. Su hoja de servicios deportivos se resume en quedar tercero en la Cuarta División inglesa del 75-76 con el Cardiff y ser el jugador del año y máximo goleador del Reading dos temporadas antes. A pesar de este lamentable currículum, sigue siendo objeto de culto por una historia imbatible de sexo, talento, drogas, expulsiones, espantadas, peleas y leyendas urbanas, muchas de ellas tan ciertas como cuando Clive Thomas, árbitro internacional le dirigió por primera vez y no pudo más que aplaudirle cuando anotó un gol imposible (y él le dijo "debería venir más a verme, porque esto lo hago cada día") o como cuando ingresó en el campo a los diez minutos del partido después de apurar la cerveza en el bar del campo con sus fans y anotó el tanto decisivo. Friday es leyenda, Dembélé debería elegir si quiere ser eso o tener un historial.