El Barça pinchó el partido de Miami

Patada para delante. El partido de Miami de este próximo mes de enero no se jugará allí, sino en el Montilivi. El Barça, con buen juicio, se descabalga. No ve razonable acogerse a la ventaja de jugar un partido como forastero en campo neutral sin el consenso necesario para ello. Es una actitud razonable y digna por parte del Barça, que estaba de acuerdo en el fondo, la intención de extender la imagen de LaLiga por el mundo, pero no en la forma. No había el acuerdo previo necesario para afrontar la iniciativa, un tanto blasfema, de romper el equilibrio desde el que se concibió, hace tantos años, el sistema de Liga: todos contra todos en casa y fuera.

La noticia de la renuncia del Barça le pilló a Tebas en la Gala de As, que homenajeaba los éxitos de nuestro deporte femenino. Se excusó para dejar discretamente la mesa en el postre, ante la bomba que le llegó vía móvil. De milagro no estaba Rubiales en la misma mesa, en la que también estaba yo. Un resfriado inoportuno, el mismo que le impidió acudir al River-Boca, en el que hubiera podido sacar pecho, le retuvo en casa. Sentí su ausencia. Yo hasta había fantaseado, lo confieso ahora, con la posibilidad de reunirles ante un árbol de Navidad para un brindis de nuevos deseos, como portada para el 1 de enero del año que está por venir.

En lugar de eso, me encontré con que la mala noticia para Tebas fue una aspirina revitalizadora para Rubiales, que compareció en El Larguero con una metralleta de argumentos contra Tebas. En su derecho estaba, pues Tebas urdió esto sin contar con él, y fue demasiado lejos en su audacia. Pero sigo lamentando que estos dos hombres, impulsivos pero lúcidos, no sean capaces de cooperar. Sus competencias tienen líneas fronterizas, y una de ellas es el reparto del dinero. Pero creo sinceramente que el fútbol español de hoy produce tanto dinero que el reparto no debería ser problema. Aspiro a dentro de un año poder hacer esa foto.