Zverev no es Baby Federer

Durante varios años escuché en el mundillo del tenis que el futuro se llamaba Grigor Dimitrov. Tanto es así que le apodaron Baby Federer. Después de un periodo infructuoso, frenado por el peso de la sucesión y por su relación con Maria Sharapova, la temporada 2017 reactivó al búlgaro, que ganó cuatro torneos, entre ellos el Masters de Cincinnati y el ATP Finals, y acabó tercero del mundo. El título de maestro hizo resurgir la esperanza en su tenis. Y reconozco que me subí a ese barco con el viento favor, con una columna que titulé: ‘El clon tardío de Federer’. Sin embargo, Dimitrov no ha mantenido el nivel en 2018, que ha terminado sin trofeos y en el puesto 19º. Su ejemplo fue lo primero que me vino a la cabeza al ver a Alexander Zverev conquistar el Masters, tras doblegar a Roger Federer y Nole Djokovic.

No quiero decir que Zverev sea como Dimitrov, simplemente llamo a la prudencia. De hecho, mi opinión sobre el alemán no difiere del análisis general: si hay alguien en el circuito que puede relevar a los tres grandes, a Federer, Djokovic y Rafa Nadal, ese es Sascha. Con 21 años ya ha conquistado tres Masters 1.000, ha triunfado en todas las superficies, se ha titulado maestro y ha ocupado los puestos 3 y 4 de la ATP. Sus duelos con Federer (2-2) y Djokovic (3-3) están igualados, aunque todavía ve lejos a Nadal (5-0). Hay otra verdad más rotunda: el tiempo juega a su favor. Pese a ello, Toni Nadal escribía en su columna habitual de El País que quizá no haya que esperar a ese declive de la edad para la irrupción. Igual que opina que Federer no volverá a levantar un trofeo del Grand Slam. El futuro se acerca. Cada vez más.