Solari pide a Bale que se coma el campo

Fue acabar el partido del Metropolitano y dispararse el cruce de mensajes entre viejos aficionados: “¡El gol del cojo!”. Con el gol de Godín saltaron a la memoria imágenes de otro tiempo, cuando no había cambios (la frontera está en la 69-70) y los lesionados hacían lo que hizo ayer Godín: permanecer en el campo, en lo posible, aguantando el dolor. Se ponían, claro, arriba, pues no podían ofrecer ninguna aportación defensiva. De cuando en cuando caía algún gol, porque los defensas tendían a descuidar la atención al lisiado. Lo llamábamos ‘el gol del cojo’. No es que hubiera muchísimos, pero se daban y se acogían con simpatía.

Fue la nota destacada del sábado, que llegó en lo más dramático de una noche tremenda. Hoy, las miradas se vuelven hacia Vigo, donde Solari hace el cuarto y definitivo examen de su oposición. La interinidad no puede alargarse más. Florentino tendrá que decidir ya si porra dentro o porra fuera. Se supone que será dentro, porque las cosas han ido bien. Mejor en resultados que en juego, pero los resultados han venido acompañados de decisiones que han caído simpáticas: mucha bola a Odriozola y a Reguilón, dos entusiastas que lo han agradecido bien, y una mayor presencia de Vinicius, que pone cara a estos días de suerte.

Lo principal está por hacer, eso sí. Lo principal es que el equipo juegue, que Bale muestre más interés (ya Solari le pide que se coma el campo) y ver qué va a ser de Modric, Isco y Asensio, si son capaces de recuperar su mejor tono. La línea de creación parece desplomada y Solari apenas está contando con ellos. El Celta espera en mitad de la tabla, en una temporada en la que todavía no nos ha dicho hacia dónde va a romper. Su entrenador, Mohamed, se salvó de milagro cuando ya casi estaba fuera. Pero este es un equipo con un poderío tremendo arriba, Iago Aspas y Maxi, con la revelación Brais cerca, ahí queda eso.