Acabó el partido y Butragueño dijo inequívocamente en el micrófono de Mónica Marchante que Lopetegui estará sin ninguna duda en el banquillo el domingo, para el Clásico. Un problema menos, sea porque Florentino no ha encontrado ninguno con el que sustituirle o porque la victoria de ayer le haya convencido. Cada cual quédese con lo que quiera. En todo caso, el Madrid ganó, aunque fuera sin la brillantez deseada, y esa victoria afloja la tensión en un equipo que llevaba cuatro derrotas y un empate en sus últimos partidos. Y aún no se ha roto nada. Está en carrera en la Champions y hasta en LaLiga, vía Camp Nou.

Pero esa victoria no trajo la esperada redención. El Madrid no recupera la confianza. No se ve esa presión firme arriba de los primeros partidos de Lopetegui, no se ve un juego armónico y no hay facilidad ante el gol. Benzema jugó muy bien, por él llegó el primer gol y se manejó con soltura en todo el frente del ataque, pero no muchos estuvieron a su altura. Marcó antes del descanso, precioso cabezazo, pero justo antes de llegar a este se produjo una situación clara del Viktoria, que se fue al limbo por un remate pifiado de Hrosovsky. El equipo se fue al vestuario pitado por un público que había acudido esperando una redención que no llegaba.

Tampoco tras la mitad. Lopetegui hizo un cambio valiente e impopular, el de Isco por Valverde, y le premió la intervención casi inmediata de éste en la jugada del 2-0, bien culminada por Marcelo. Pero ni así. El Madrid siguió siendo un ser y no ser, y nada más rozar el 3-0 se comió el 2-1, lo que hizo temblar al estadio. Para más complicar las cosas, acabó con diez, por lesión de Marcelo justo cuando Lopetegui había decidido hacer el tercer cambio. El saldo final fue que el equipo salvó los puntos, pero tuvo que escuchar una sonora pitada al final. Como colofón, Butragueño dijo que Lopetegui hasta el Camp Nou. Permanezcamos atentos a la pantalla.