Luis Rubiales contestó ayer al requerimiento de Tebas sobre el tan traído y llevado partido de Miami con una petición de aclaraciones que suena a negativa. Su postura obligada, desde el que debe ser el papel de la Federación. Igual que es perfectamente lógico que Tebas plantee esta iniciativa, en su afán por acrecer el prestigio universal del campeonato. Estamos ante un choque de puntos de vista entre dos organismos que velan por el fútbol español... cada uno en su parcela. Tebas hizo acuse de recibido pero no desiste. Imagino que al final acudirá al CSD en demanda de arbitraje. Tendrá que luchar, además de con los reparos deportivos, con el fantasma de los lazos amarillos.

Tebas es un heterodoxo, digno de figurar en la monumental antología de Menéndez Pelayo. Desde que dirige LaLiga ha tomado muchas decisiones controvertidas que han sobresaltado los viejos hábitos del fútbol. El resultado es que los futbolistas ven aumentados sus ingresos en un 20% anual, no hay impagos, hay menos amaños y se persiguen los de antaño, los ultras ya no campan por sus respetos, los clubes han ido pagando a Hacienda, un dinero del fútbol va a otras federaciones y a pagar la seguridad de deportistas de alto nivel, el fútbol femenino se ha lanzado. Hay un antes y un después. Todo eso lo ha sacado remando río arriba, entre recelos y críticas.

Pero esto es más difícil, porque aquí choca con el ‘puritanismo deportivo’, expresión que le cojo prestada tras tantas conversaciones con él sobre este asunto. Programar un partido de LaLiga en ciudad neutral es alterar la fórmula del campeonato. No es lo mismo que cambiar una Supercopa a ida y vuelta por un partido en campo neutral. Cierto que ha habido partidos de Liga donde no tocaba, pero siempre por razón de peso mayor. Una cosa así hubiera requerido de un consenso previo muy amplio. Con sus éxitos antes citados, Tebas piensa que merece un voto de confianza. La idea es magnífica como plan de expansión internacional, pero a esta idea le ha faltado cocina previa.