Southgate sigue sin dar con la tecla

Ayer cada pase de nuestra selección tenía al menos 30 años, quizá más. Había intención, conocimiento acumulado, técnica. Inglaterra lleva años intentando descubrir la manera de pasar ese disco duro a los suyos, pero quedó claro que está todavía a años luz: Southgate sigue en su carrera hacia la complicada búsqueda de un fútbol más completo a largo plazo. Como les pasó en el Mundial, les faltan jugadores entre líneas, un mediocentro que dirija el ritmo y que se sienta cómodo en posesión y ahora mismo un delantero fresco. Kane parece agotado. No todo son malas noticias. Si continúa su progresión, Joe Gomez se convertirá en un central capaz de jugar en cualquier club del mundo. Los laterales son valientes y el portero, sin ser brilllante, encaja en el estilo.

Yalgo más: la grada acepta de buen grado la evolución que se está produciendo. De hecho, estuvo tan despierta que por fin ha encontrado un villano entre los nuestros. Es divertida la conversión de Sergio Ramos en el malo de la película. Durante demasiado tiempo se ha admirado lo nuestro, pero ahora que Inglaterra compite mejor, mola más ser rivales que amigos. Y para lograr que la competencia adquiera niveles interesantes hay que encontrar a un bellaco. Han escogido a uno de esos que se crece con cada insulto, así que están picando piedra. Cada generación ha tenido una victoria famosa contra Inglaterra en las islas. En los ochenta, nos sacudimos un poco nuestro complejo de inferioridad. 2007 supuso la confirmación de que algo estaba pasando. Ayer se pasó con nota el primer examen de la mejora del estilo.