La fiesta del Atlético, la fiesta flamenca de Iniesta, Madonna y Aretha Franklin

Supercampeones. La plantilla del Atlético celebró la conquista de la Supercopa en uno de los restaurantes de moda de la capital: Amazónico. Cuando ganaron la Europa League la fiesta estaba prevista en el Asador Donostiarra, pero acabó siendo en Ten con Ten. Justo los dos restaurantes pertenecen al mismo grupo de restauración. Regentado por Sandro Silva, Amazónico es comida fusión, que, además tiene un club de jazz. Su precio medio oscila en unos 70 euros por persona.

Iniesta. Don Andrés lleva dos goles ya en Japón y esta semana lo ha celebrado el equipo con una fiesta en un tablao flamenco en la que Iniesta ha participado como uno más. Con bailarinas de origen japonés, los jugadores de Vissel Kobe disfrutaron como niños con los bailes y palmeos…

Aretha Franklin. Esta semana nos dejaba la Reina de Soul Aretha Franklin. Su interpretación del himno de Estados Unidos en un partido de la NFL quedará para la historia, como todas sus canciones. Fue en 2016, en el partido 12 de la temporada entre los Vikings y los Lions. Con el piano y su voz, emocionó a todos los presentes en el día de Acción de Gracias de ese año.

Madonna. Por un hijo se hace todo y el mejor ejemplo lo tenemos en Madonna. La cantante, que esta semana cumplía 60 años, se cambió a vivir a Sintra (Lisboa) porque su hijo David Banda, que fue adoptado en Malawi, fichó por las categorías inferiores del Benfica. Ahora el chico le ha pedido a su madre que abra una escuela de fútbol en Malawi para que otros niños como él puedan aprender a jugar. Ha sido dicho y hecho. Madonna ha presentado su proyecto a la Asociación de Fútbol de Malawi y se la han acogido con los brazos abiertos.

Cristina Pedroche. La presentadora se ha ido de vacaciones a Perú con su marido Dabiz Muñoz. En su maleta no olvidó llevarse una camiseta y una bufanda del Rayo Vallecano. Ha tenido que ser ella la que ha puesto la bufanda de su equipo a los pies de Machu Picchu, una de las siete maravillas del mundo. ¡Eso sí que es amor a unos colores!