Sainz merece estar en la parrilla

La primera lectura del asunto es simple: sin duda alguna, se trata de una estupenda noticia que Carlos Sainz haya fichado por McLaren y continúe en la Fórmula 1. Desde que llegó a los grandes premios ha estado por encima de los monoplazas que ha pilotado y especialmente con el Renault está exhibiendo una solvencia que augura un porvenir brillante para el madrileño.

Hubiera sido injusto que se quedara sin un volante, aunque ya sabemos que los méritos no son garantía absoluta de nada en este deporte espectáculo. Así que el riesgo de verle fuera de la parrilla existía, había mucho revuelo e intereses a su alrededor como para descartar tan terrible posibilidad. Hoy ya podemos respirar tranquilos en ese sentido, que no es poco.

La segunda parte de la cuestión me parece más peliaguda. Insisto en que debemos felicitarnos por seguir contando con un español en la F1 ahora que Alonso ha elegido otro camino, lo que no significa que el proyecto que afronta Sainz cuente con todas las garantías que desearíamos. Ficha por el que fue un gran equipo, así, en pasado. Porque los de Woking deben recuperar ese prestigio perdido y del que tan lejos se encuentran desde hace ya demasiado tiempo. Precisamente con Alonso hemos aprendido que en McLaren no entienden estas carreras con la efectividad de sus rivales, así que toca cruzar los dedos y confiar en que la tendencia cambie ya en 2019. Sainz se encuentra en un momento en el que necesita dar un salto cualitativo, evolucionar con una escudería que le conceda la confianza técnica que reclama su talento.