Alonso también tiene un límite

Era cuestión de tiempo, aunque estaba cantado. Y demasiado ha aguantado. Alonso no competirá en la Fórmula 1 la próxima temporada, veremos si lo vuelve a hacer en el futuro, una posibilidad que se antoja hoy remota. Para un piloto ganador y con su talento, la travesía en el desierto que es la decepción permanente ha resultado demasiado larga. Especialmente los cuatro últimos años en McLaren, donde la victoria ha alcanzado la categoría de utopia. La frustración tiene un límite y el asturiano lo ha alcanzado, entre otras cosas porque ninguna promesa o buena intención de su equipo es ya creíble, más bien lo contrario, suena a cuento chino, a tomadura de pelo. ¿Para que seguir intentándolo con semejante panorama? No hay motivo alguno para ello. 

Echaremos de menos a Alonso en los grandes premios, de eso no hay duda. Para empezar el año que viene y quién sabe si ya para siempre. España descubrió este deporte a través de sus éxitos, de sus gestas, y llegamos a pensar que lo que hacía era normal. Una tendencia muy nuestra la de acomodarnos en el triunfo como algo normal, devaluándolo hasta llevarlo a la cotidianidad. Nada más lejos de la realidad. Lo que el ovetense ha hecho en la F1 es tan grande que quizá sólo lo apreciemos a partir de 2019, cuando no esté en la parrilla. Y no me refiero sólo a sus títulos o victorias, también a su pundonor, a su coraje y a una voluntad inquebrantable de seguir siendo el mejor incluso cuando sabía que lograrlo no dependía de él. Seguro que continuaremos disfrutando de todo ello en otros campeonatos. Aunque no será lo mismo...