El Mundial se quedó sin Cristiano y Messi, y ahora se queda también sin Neymar. La causa ha sido Bélgica, una selección a la que veníamos esperando desde hace algún tiempo, pero que ha cuajado ahora, de la mano de un español, Roberto Martínez, catalán de Balaguer, que hizo carrera como futbolista y como entrenador en Inglaterra y ahora está haciendo una tarea formidable en Bélgica. El primer tiempo fue imponente, quizá favorecido por la falta de Casemiro en Brasil. En el segundo sufrió, porque Brasil se le echó encima, pero entonces se agigantó la figura de Courtois, que hizo varias paradas de enorme mérito.

Si el primer tiempo fue un curso de Bélgica, con una perfecta interpretación del contraataque por medio de De Bruyne, Hazard y Lukaku, el segundo fue una exhibición de talento de Brasil, que volcó sobre el área belga todo lo que tiene, que es mucho. Douglas Costa por la derecha, Marcelo por la izquierda, Neymar inventando (aunque a veces buscando el penalti más que el gol), Coutinho y Firmino amenazando, Renato Augusto llegando desde atrás. Fue tremendo. No hay nada que reprocharle a Brasil, y sí mucho que reconocerle a Bélgica, para cuyos mejores jugadores ha encontrado Roberto Martínez un modelo perfecto.

La caída de Brasil se une a la de Uruguay cuatro horas antes ante Francia, y nos deja el Mundial sin americanos. Francia también tiene un equipo, bien dibujado, con tipos eficaces en todas las funciones y Griezmann al mando, retrasándose para manejar el equipo con panorama. A Uruguay le faltó en el día decisivo Cavani, con lo que perdía mucho poder ofensivo. Francia ha ido cogiendo cara de candidata, aunque su semifinal con Bélgica será tremenda. Quien no estuvo ayer a la altura esperada fue Mbappé. Hizo mucho menos que ante Argentina y se metió en más de un lío. ¿Demasiados elogios? Eso piensa Deschamps...