Muy ofensiva. Marruecos se despedirá del Mundial contra España con una sensación de incomprensión por el juego alegre que ha mostrado sin resultado alguno. La selección de Renard ha elaborado 213 jugadas de ataque (93 contra Irán y 120 ante Portugal), según datos de InStat. Para poner en contexto su tonelaje ofensivo, España, con una posesión media y duración de las acciones mayor, ha dibujado 170 ataques (70 frente a Portugal y 100 contra Irán). Sin embargo, Marruecos ni siquiera ha podido encontrar el gol en 27 remates (sólo siete fueron a puerta).

Acelerada. Se ha comportado como un equipo mandón, atrevido y de ritmo alto. Le ha traicionado, precisamente, un exceso de aceleración en la toma de decisiones. Marruecos ha ejecutado hasta 44 contraataques, una cifra altísima, que sólo le han reportado tres jugadas de peligro. Ha faltado un ápice de pausa en los futbolistas de creación como son Ziyach, Belhanda o Boussoufa, el jugador de mayor despliegue (21,9 kilómetros recorridos).

Mejor que su rival. Agradó y mucho contra Portugal, pero erró en la resolución. Únicamente acertó en seis de los 16 pases de finalización (entrega al compañero en posición de disparo) y malgastó las 13 jugadas de gol que dispuso. Portugal, en cambio, sí atinó en una de las seis que protagonizó. Marruecos lo hizo todo, pero no tuvo a Cristiano.

Desprotegida. También le ha sentenciado su ineficacia defensiva. El balón parado ha sido su tortura. Portugal ejecutó nueve acciones de estrategia y acabó cuatro, entre ellas, el gol de Cristiano. Irán no necesitó ni rematar al ser Bouhaddouz el que superó a Munir. A Marruecos le han perdido las áreas.