La vieja soberbia

Brasil ganaba sin despeinarse. Marcó el primer gol con una maravilla de Coutinho en la primera parte y dominaba un partido que tenía pinta que acabaría con goleada. Pero, de repente, volvió la vieja soberbia. El exceso de confianza. Aquella tranquilidad de quien cree que ya tiene todo ganado, que tanto Tite insistía que no existiría en esta renovada canarinha. Y Brasil quitó el pie del acelerador y se contentó con un 1-0 cuando podría haber ido al descanso con más. Grave error. Porque una cosa es ampliar el marcador cuando vas arrollando. Cuando tienes el rival contra las cuerdas. Pero otra, totalmente distinta, es cuando tienes que remontar un empate ante un oponente duro, que no te regala ni una gota de sudor.

Brasil sintió eso en la piel. Salió con un empate que debe servir para sacar varias lecciones. De no confiarse. De no insistir en un Neymar que no estaba para jugar los 90 minutos. Menos mal que es sólo el estreno. Y Suiza es buena enseñando lecciones en debutes mundialistas. A España le sirvió de maravilla en 2010.