Adiós a la épica

El VAR (Video Assistant Referee) desembarca en el Mundial de Rusia. Cuidado, el VAR no es un Bar. El VAR es el fútbol con asistencia de vídeo para arbitrajes perfectos. El VAR es un arbitraje asistido por la tecnología. La injusticia futbolística quedará así expulsada para siempre del fútbol. El árbitro ya no cometerá errores. El árbitro tendrá la asistencia del vídeo en tiempo real. Ya no habrá goles que no lo fueron, ni fueras de juego ambiguos, ni tarjetas rojas equivocadas, ni penaltis ilusorios. El fútbol, con el videoarbitraje, entra en la era tecnológica. Ganaremos en precisión técnica, pero perderemos la épica de la injusticia. Porque el fútbol, antes del VAR, tenía y tiene un componente de lucha contra el equipo contrario y contra la fatalidad de arbitrajes adversos. Lo bueno era ganarle al contrario y al árbitro. Ahora el árbitro será, por fin, imparcial, justo, preciso, inapelable. El hincha ya no podrá, ante una derrota, buscar el consuelo del atropello o de la incompetencia o del agravio o del árbitro vendido. La injusticia será barrida del fútbol. Ya no podremos cambiar el resultado de un partido en función de un penalti que no se pitó o de un gol que fue metido con un fuera de juego que el árbitro no vio. El fútbol, antes del videoarbitraje, tenía una dimensión épica que ahora perderá. La grandeza de un equipo de fútbol se medía también por la templanza y la serenidad ante los arbitrajes injustos. Y en eso el fútbol era una representación de la vida. Porque en la vida no solo hay que luchar contra enemigos concretos sino también contra la adversidad, contra la mala suerte, contra la estupidez, contra la miopía de los jueces.

El arbitraje representa la justicia en el juego. Pero nada era más épico que un equipo ganando a otro no solo por la fuerza de su juego, sino también por el coraje frente a la mala fe de un árbitro. Habrá que ver cómo se resuelve la pérdida de tiempo que llevará la consulta de las jugadas complicadas. El árbitro parará el partido. Habrá un momento largo de expectación. ¿Cuánto tardará el árbitro en recibir la información de los técnicos y en decidir si es gol, si es penalti, si es una tarjeta roja? Esa pregunta es trascendental. Porque el fútbol se basa en el juicio inmediato. Porque el fútbol es imagen, no reflexión. El fútbol te entra por los ojos. El gol o la falta o la expulsión no toleran el retraso, la demora, el estudio. El gol no puede ser objeto de titubeo. Si titubeas, si dudas, si necesitas el auxilio de otros jueces que, además, no están en el campo, el fútbol pierde la fuerza de lo que ocurre en un segundo. El fútbol se hace justo, pero la vida sigue siendo injusta.