Gran Cruz para Andrés Iniesta

Pedro Sánchez ha dedicado uno de sus primerísimos actos como presidente a visitar a la Selección, en su último día de trabajo en España. Hace tiempo que ningún presidente deja pasar la ocasión de despedir a nuestro equipo de fútbol camino del Mundial, signo de la importancia social que ha adquirido el fútbol. Aprovechó para imponerle la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo a Iniesta. La concesión la hizo Rajoy, la entrega la hace él en persona. Afortunadamente, aún hay cosas en las que las dos (o varias) Españas se ponen de acuerdo, y una de ellas es Iniesta, al que el tiempo y sus méritos personales han hecho santo y seña de una época.

Porque esa medalla, como él dijo con sencillez nada impostada, premia un mérito colectivo. La España multiganadora, el Barça multiganador, han sido cosa de muchos, desde Luis a Guardiola, desde Casillas o Xavi a él. Y tantos otros. Pero su permanencia, su estilo y aquel gol para la historia le hacen singular. Así que camino de un Mundial al que llega en plena vigencia, recibe esa medalla que le consagra como el mascarón de proa común de dos de los mejores equipos que el mundo ha visto. También en esto Iniesta es singular: ha llegado a la edad del homenaje sin haber consumido su biografía productiva. Su último partido volvió a ser espléndido.

El encuentro Sánchez-Iniesta es la foto de la jornada en Las Rozas, pero no lo único que paso. Empezó con los ‘vampiros’, engorrosa visita que el deporte tiene que soportar por sus pecados, y nos trajo muchas cosas. Fue ‘media day’, que nos sirvió para saber que Ramos no mató a Manolete, contra lo que empieza a manejarse en algunos círculos, y de paso vimos a Rubiales hacer lo que nunca hizo ni pretendió Villar: abrir las ventanas, presentarse con su gente, explicarse. Una jornada productiva, pórtico de un día libre, hoy, tras el cual se iniciará el viaje a los confines orientales de nuestro Viejo Mundo, en busca de recuperar esa copa que un día no lejano fue nuestra.