Wenger no decidió irse porque creyera que era el momento, sino que fue una decisión de club, donde entienden que era el momento de anunciarlo y de buscar un impulso. Es un servicio más de Arsene al Arsenal, que necesita decidir ya qué tipo de equipo quiere tener y qué tipo de club quiere ser. Hasta ahora los que mandan podían hablar de entrenadores, aunque con las manos atadas por respeto a Wenger. Pero ahora las reuniones son cada vez más profundas. Entre los candidatos destacan dos: Luis Enrique y Berizzo, del que gusta su relación con el estilo de Bielsa. No quieren ser un equipo que gaste mucho dinero, sino uno con una filosofía clara.

Ahora, la consecuencia inmediata de la decisión de Wenger es que el equipo se ha enchufado. Se le vio ante el West Ham más agresivo, más rápido. Lacazette demostró que puede ser el 9, regresa Özil, se espera el liderazgo de Ramsey y este Arsenal, si mezcla calidad con actitud, es un rival peligroso. Y tras el anuncio de Wenger, el foco está en los jugadores.

Yse respeta mucho a Simeone. Incluso hay aficionados que lo quieren, pero el Arsenal entiende que sería abandonar el camino marcado y, aunque se quiere hacer un equipo competitivo, no se piensa en él. La semifinal es un fascinante contraste de ideas y de fases vitales.