El Sevilla, la ilusión; el Barça, la obligación

El fútbol y el deporte en general bien querrían vivir al margen de las turbulencias políticas, pero en determinados momentos no es posible, y este en España es uno de ellos. Así que la final tendrá unos prolegómenos desagradables, como viene ocurriendo. Pero espero que menos que las últimas. Parece que el tifo del Barça sólo llevará esa palabra, ‘Barça’, por triplicado. Además, como dicen los taurinos “cuando sale el toro, todo el mundo se sienta”. Cuando ruede el balón lo que tendremos será una bonita final de Copa, en un estadio todavía flamante, que se abre por primera vez a este partido, concebido como la gran fiesta de nuestro fútbol.

El Sevilla es un contumaz finalista. En lo que va de siglo ha jugado (y ganado) cinco veces la de la UEFA/Europa League y, con esta, cuatro de la Copa, de las que ganó dos de las tres anteriores. Viene con una ilusión suprema. Ha hecho una temporada difícil y de mérito, tratando de abarcar mucho, con lo que le ha costado apretar menos. Llegó muy arriba en la Champions pero eso le ha costado verse en LaLiga con apuros para asegurar la plaza en Europa. Hoy la podría tener por un camino muy difícil: ganar este partido al Barça. Montella ha alcanzado un buen funcionamiento en torno a la media Nzonzi-Banega, con la novedad de Navas como lateral.

Llegó anoche a Madrid, tras unos días en Marbella, aislados de la Feria. El Barça, por contra, viaja hoy mismo. Si para el Sevilla esta Copa es una ilusión, para el Barça se ha convertido en una obligación. Tras la caída en Roma parece que ya con LaLiga no basta y se le exige la Copa para, en caso de que el Madrid gane al final la Champions, poder esgrimir al menos un doblete en defensa propia. Viene con más fatiga: Valverde ha utilizado mucho a unos cuantos jugadores, a los que se empiezan a notar goteras, como bien se vio en Roma. Pero, con LaLiga hecha, es ya sólo un último esfuerzo para ganar un título. Es claro favorito en las apuestas.