Arnau Baqué

La violencia no tiene cabida

El domingo asistimos a un espectáculo futbolístico realmente pobre. Juego insulso, mucha apatía y la sensación de desaprovechar el talento individual. Sin embargo, al llegar a casa y tras analizar pausadamente los motivos de la desazón futbolística, me enteré de la triste noticia de la agresión a un socio perico. Toda violencia debe ser condenada. No la queremos en nuestro estadio, no tiene cabida y creo que somos adultos para entender que la misma sólo nos lleva a dar una pésima imagen al exterior. Cierto es que no comparto la moda actual de llevar banderas de índole política al estadio; de hecho, como representante institucional de la Grada Canito, he sido uno de los firmantes del llamado Manifiesto de las Banderas, que trata de sensibilizar a la afición acerca de la conveniencia de acudir al estadio con los colores blanquiazules, aquellos que nos unen, y dejando en casa todo símbolo de connotación política.

Ello, sin embargo, no debe ser óbice en absoluto para respetar al consocio perico que decide acudir al estadio, en su ejercicio legítimo del derecho constitucional de libertad de expresión, ataviado de senyeres o banderas españolas. El respeto empieza por uno mismo. Espero que este sea el último episodio de violencia que ocurra en el estadio, un templo futbolístico donde todos deberíamos ir a animar a nuestro equipo y a dejar de un lado frustraciones y faltas de adaptación social como las del energúmeno que tuvo la desfachatez de agredirá a un consocio, por el simple hecho de no opinar igual que él. La violencia no tiene cabida, no la queremos, la rechazamos.