El Zaragoza inicia su madurez

El Zaragoza puso fin a su maleficio en Tarragona, donde nunca había ganado en un partido de campeonato, y dio un paso notable en su recuperación futbolística y en su solvencia y eficacia como equipo. Grippo, una de las novedades del once, abrió la victoria con un impresionante cabezazo a la salida de un córner y Borja Iglesias, otra vez con la baba del gol, la cerró con una picadita precisa sobre el portero, tras una acción genial de Febas. Dos goles de bandera para certificar un triunfo muy importante que alarga la exitosa racha de la segunda vuelta. El Zaragoza ha sido capaz de encadenar cuatro partidos sin perder, con nada menos que tres victorias, y se ha sacudido de un plumazo todas sus urgencias. Haría muy mal en lanzar al aire las campanas del playoff, pero el descenso ha dejado de ser una amenaza.

A Natxo González le ha costado más de lo que él tenía previsto dar con la tecla, pero el Zaragoza, todavía por ajustar en algunos matices de su repliegue o en la claridad de sus contragolpes, es ahora un equipo reconocible, que defiende mucho mejor los balones aéreos, se equivoca bastante menos y ha empezado a sumar individualidades en catarata: Cristian Álvarez —espléndido una vez más—, Benito, recuperado para la causa, Febas, más concreto, brillante y eficaz, Eguaras, Raúl Guti... Y, por supuesto, Borja Iglesias, el goleador que todo equipo necesita. El Zaragoza ha crecido individual y colectivamente y ahora mismo está en disposición de ganar muchos partidos en esta segunda vuelta. Quizá no le alcance para llegar a la promoción, pero puede entrar en las últimas diez jornadas como un cohete.