El Madrid se cae en las segundas partes

Diecinueve jornadas, una vuelta entera en la que ya han jugado todos contra todos, permiten establecer algunas conclusiones. En el caso del Madrid, hay un dato demoledor: se viene abajo en las segundas partes. El bajón es tan extremo que si los partidos hubieran muerto en el descanso, ahora sería líder, con cuatro puntos sobre el Barça. Pero si tuviéramos en cuenta sólo las segundas mitades, sería undécimo, con 23 puntos, a veintiséis del Barça, que sería líder con 49, y siete por encima del descenso. El saldo de goles en el primer supuesto sería de +17, mejor que el de nadie. El del segundo supuesto, sería un -2 muy mediocre.

La mayoría de los equipos se mueven por la misma zona, unos pocos puestos arriba o abajo, si se les aplica esta lupa. Hay algunas variaciones significativas, el Girona o el Málaga, por ejemplo, y una muy grande, el Betis, en el sentido contrario del Madrid: mejora una barbaridad en las segundas mitades. ¿Por qué le pasa lo contrario al Madrid, que tradicionalmente, como equipo grande que es, ha tendido a imponerse más en los finales de los partidos? Lo primero que sale es apuntar al físico, claro. Se hace raro, porque son los mismos, con el mismo preparador (Pintus), y también la temporada pasada empezó con Supercopa Europea.

Quizá eso de ser los mismos... Una ley de bronce prescribe que todo equipo necesita novedades, por campeonísimo que haya sido, para no dormirse. Molowny solía expresarlo con esta frase: “Después de cada cosecha hay que renovar la tierra”.  Zidane insiste en los de Cardiff. Sólo vimos como novedad al principio la titularidad de Asensio, pronto desaparecido. Tiene titularísimos y suplentísimos, todos saben su papel, el mismo del año pasado. Pero, ¿por qué va a influir eso más en las segundas partes que en las primeras? ¿La rutina hace que los partidos se les hagan largos? ¿O es de verdad lo físico? Misterios del fútbol, que no se deja destripar.