La generosidad de Messi

La generosidad de Messi debe enseñarse en las escuelas. Centra goles y cuando falla goles cantados, o el palo rebate sus intenciones, no hace otro aspaviento que ese lamento chiquito de cuando se interrumpe la ilusión del juego. Son valores de este futbolista de pequeña estatura, de enorme calidad, que es como un catálogo de afecto por lo que hacen los compañeros que tiene cerca.

Hubo otro aspecto que une la fiesta de jugar o la tristeza de perder con la alegría de reintegrarse en el grupo. En ello estaba Alcácer tras un largo purgatorio. Y en esto le llegan las lágrimas: se pierde el próximo partido, decisivo en la historia de las ligas, y él mismo se pierde el ascensor en el que se había metido.

Jordi Alba y Paulinho. Los dos se han integrado en la mecánica de Messi. Nadie lo iguala, claro, pero los dos son imanes de Messi, como decía Marcos López en Carrusel. Es mucho este Barça. Menudo 23 de diciembre nos espera.