Zidane jugó al rescate la noche que Cristiano se disfrazó de Guti

El balsámico APOEL. En un partido que la temporada pasada hubiese invitado a la rotación masiva, Zidane decidió acudir al rescate de los futbolistas que peores sensaciones estaban dejando, a nivel individual, en los últimos partidos. Se trataba de olvidarse de la Champions hasta febrero, pero sobre todo de recuperar el punto futbolístico y la sonrisa de alguna de las estrellas. Tanto Kroos como Modric, en la medular, como Cristiano y Benzema en ataque, volvieron a su versión natural. El croata, abriendo el marcador, con un golazo de volea y Kroos, lanzando pases y contras en su versión más imperial, cuando el viento ya soplaba a favor.

Cristiano, el goleador generoso. Sus compañeros le buscaron de manera permanente, sabedores de su necesidad y de su voracidad. El máximo goleador de la Champions encontró portería en la segunda parte en dos ocasiones, pero se disfrazó de tremendo asistente en el cuarto gol del Real Madrid, dejando un pase de bandera a Karim Benzema entre dos defensas, cuando parecía que su voracidad le invitaba a sacarse la espina liguera con la portería rival. Recordó a aquel taconazo mítico de Guti en Riazor en el que también marcó Benzema.

No sin Karim. En ese rescate masivo, Zidane tenía clara la necesidad de que Benzema recuperase el protagonismo, no sólo ante la portería rival, sino con su inestimable colaboración al fútbol de su equipo entre líneas. El francés respondió a su entrenador de la mejor manera posible, recuperando el gol y la sonrisa perdidas. Habrá que ratificar esta recuperación en escenarios más exigentes, pero si el objetivo de Zidane era recuperar la velocidad de crucero con vistas al Clásico y al Mundial de Clubes, el primer gran paso se dio ayer en Nicosia.

La otra juventud de Pepe. Antes del partido del Real Madrid en Nicosia, el Besiktas logró una clasificación histórica para los octavos de final de la Champions. En el eje de su zaga brilló con luz propia un mariscal llamado Pepe, que dio una exhibición de colocación, anticipación y de salir al cruce ante Aboubakar. Más allá de Morata y James que querían marcharse, Pepe demuestra en Turquía que tenía mucha más cuerda y, además de un homenaje, no hubiese sido una temeridad renovarle por