Somos el Atlético! Esta es la filosofía que se está perdiendo en el vestuario rojiblanco. El partido contra el Qarabag fue otra muestra más en una temporada en la que los de Simeone andan más bien escasos. Pero lo peor, con diferencia, es que la promesa que hicieron en las vísperas de salir a morder desde el principio, no se cumplió. El Atlético volvió a ser un equipo a la deriva y, salvo en el taconazo de Gameiro a Griezmann, el portero del Qarabag podía haberse quedado en el vestuario.

Hasta se desperdició el tener un jugador más durante quince minutos y la sensación de impotencia y de carencia de ideas es más que alarmante. Saúl, nuevamente, volvió a ser la única referencia positiva junto con algunas cabalgadas de Filipe por la izquierda. Al resto se le espera y la sensación que sigue dando el conjunto es que está lleno de dudas. Que ya no confían o se han olvidado de las mejores lecciones del Cholismo. Este Atlético ha pasado de ser el coco de la Champions a ser un alma errante en una competición a la cual le había cogido el truco para llegar a las finales. Es urgente hacer ese partido en el cual se recupere la moral. No es cuestión de fichajes, es apostar por la confianza, por los argumentos con los que ha deslumbrado este equipo durante la etapa de Simeone en el banquillo y que han permitido a la entidad entrar en la élite mundial. Seguir con excusas sería no parar esta preocupante caída libre.