Se va la más grande. Y no sólo por esos 192 centímetros de superatleta. Ruth Beitia es una de las grandes del deporte español. Reluce en lo más alto, junto a Mireia Belmonte, Arantxa Sánchez Vicario, Theresa Zabell, Carolina Marín... Tantas y tantas mujeres que compiten sin complejos. Ruth ya se retiró una vez, triste por haber quedado fuera del podio de los Juegos de Londres 2012, a pesar de haber saltado dos metros. Pero todavía tenía mucho que dar, le aguardaba la mayor gloria. Su inseparable Ramón Torralbo esperó a que se le pasara la amargura y la atrajo otra vez a las pistas, a ese Complejo de La Albericia que ahora lleva su nombre: Ruth Beitia. Durante esa prórroga llegó lo mejor: dos triunfos en la Diamond League, un bronce en un Mundial al aire libre, el oro olímpico en Río 2016...

Aquel sábado, 20 de agosto, ya en la madrugada española del día 21, la cántabra saltó 1,97, menos que en Londres, aunque con un concurso limpio. Suficiente para convertirse en la primera atleta española que conquistaba un oro olímpico. Ruth Beitia siempre ha sido una gran competidora, esa es una de sus principales capacidades. Nunca tembló ante la presión. A los 38 años mantiene ese espíritu, también la experiencia y el amor por el atletismo, pero su cuerpo ha dicho basta. Todos los deportistas tienen fecha de caducidad, si bien sus gestas permanecen eternas. Ruth Beitia ha vuelto a anunciar su retirada del deporte, con lágrimas en los ojos, acompañada por su “50 por ciento”, Ramón Torralbo, pero ahora no hay marcha atrás. Gracias por estos años extra, Ruth. Gracias por todo. Se va la más grande.