Ni Cristiano ni Modric y un gran Raúl

Dos partidos lleva el Madrid en casa y cuatro puntos perdidos. El primer empate, 2-2, llegó por el buen juego del Valencia. El segundo, 1-1, por el buen orden defensivo del Levante y varias paradas estupendas de su portero, Raúl. En ninguno de los dos partidos ha estado el Madrid demasiado mal ni demasiado bien. Pero, uno con otro, se han acusado las dos fallas que tiene esta plantilla, mejorada respecto a la del año pasado, pero debilitada en dos puestos clave: el de central y el de delantero centro. Se ha ido Pepe, ante el Valencia faltó Sergio Ramos y se notó. Ante el Levante, lesionado Benzema, se echó en falta a Morata. Y hasta ante el Valencia.

No fue sólo eso, claro. Faltaba Cristiano, que hace los goles y activa al equipo, no permite sesteos, por su ambición implacable. Y faltó Modric, descansando. Modric es el hombre que activa el juego del equipo. Descansaron otros, pero no se notó tanto. Quizá se echó en falta ver a Ceballos en el puesto de Modric, otra vez será. Nada contra las rotaciones, ya se vio el año pasado el buen resultado que dieron. Sólo que ahora no están ni Pepe ni Morata, y en las zonas militarizadas del campo eso se nota necesariamente. Ante el Levante, con la lesión de Benzema, resultó encima que Borja Mayoral no estaba concentrado. Entonces, ¿para qué está?

Una novedad del día fue la reunión de Theo y Marcelo por la banda izquierda, por la que el Madrid llegó mucho. En general apretó, sobre todo por ese lado, pero con cierta frialdad en la primera parte y poca fortuna en la segunda, en la que Raúl paró muy bien. A los puntos perdidos se suma el disgusto por la expulsión de Marcelo, que pateó, nadie sabe por qué, a Lerma. El árbitro, al que se le escapó un penalti de Chema sobre Theo, sí vio esta acción y le echó (meterse con los árbitros no es negocio). Ahora el jugador se expone a una sanción que puede llegar a cuatro partidos, y que en el mejor de los casos quedará en dos. Más madera.