Ayer hablaba yo aquí de la forma en que los jugadores de este tiempo desconocen la autoridad de los clubes que les pagan. Hoy tenemos una muestra más. Neymar pasó por Barcelona, para una fiesta familiar. Invitó a varios ex compañeros. Hasta ahí, normal. Pero era el mismo día en que el Barça anunciaba fuertes demandas contra el jugador (le pretende sacar más de treinta millones) y eso no obstó para que Messi, Luis Suárez y Piqué se retrataran con él y colgaran fotos jubilosas en Instagram. No sólo no obstó: quizá fue acicate. Ante el anuncio de la demanda, esas muestras públicas de cariño a Neymar son una burla a la directiva.

Es difícil saber cómo se ha llegado a tanto. Algo tiene que estar haciendo mal o muy mal esa directiva en el trato con los jugadores si responden así. Pero, ¿tanto como para merecer esta bofetada? Ese pitorreo público de Bartoméu que muestran los jugadores más simbólicos de la plantilla llega a parecerme cruel. Me pregunto ya qué salida tendrá esto. Tiempo atrás, Núñez sufrió aquel célebre ‘Motín del Hesperia’, un plante de los jugadores en el hotel del mismo nombre, por cuestiones de dinero. Núñez eliminó al poco tiempo a casi todos los sediciosos. Pero era otro tiempo. Ahora los cabecillas del motín son Messi y Piqué...

En fin, que al Madrid, que va viento en popa, le llegan de paso estupendas noticias de Barcelona. El berrinche por la negativa del TAD a rebajar la sanción a Cristiano se esfumó al ver esas fotos, que hablan de una descomposición fatal en la casa blaugrana. Los buenos tiempos del Madrid siembran el desconcierto en el Barcelona, lo mismo que, al revés, pasaba en los tiempos de Guardiola, que llevó a Florentino a ponerse en manos de Mourinho. Ahora el Madrid espera feliz su partido del Trofeo Bernabéu (buena idea traer a la Fiorentina, evocando aquella final de hace sesenta años) mientras en el Barça cada día es peor que el anterior.