Se alinearon las estrellas. El próximo viernes, Julen Lopetegui dará una vital lista de convocados de la Selección para la finalísima del Bernabéu ante Italia y la visita a Liechtenstein. Diego Costa sigue en su limbo, mientras Morata se adapta al Chelsea. Con Aduriz y Iago Aspas en la recámara, Lopetegui conjuga en presente y futuro. En Lyon como muchos esperaban ha emergido la figura de Mariano Díaz. Hasta la llegada de Neymar, la gran sensación del campeonato francés con tres goles. Aún pocos se explican que un artillero de su categoría se haya marchado al Lyon por ocho millones de euros. Aulas siempre tuvo buena relación con Florentino. De madre dominicana, el exmadridista de 24 años, nacido en Premià de Mar, disputó solo un amistoso con República Dominicana ante Haití, en el que marcó un gol y dio una asistencia, que no le impide ser convocado por España. Los amistosos no computan.

El 5 de septiembre. De madre holandesa, Marco Asensio fue tentado para jugar con la Oranje. Incluso hubo una solicitud popular al respecto, pero el jugador tenía tomada la decisión de jugar con España y Lopetegui salió pronto al cruce, dándole once minutos en partido oficial, precisamente frente a Liechtenstein el 5 de septiembre de 2016. En la misma fecha de este año 2017, España juega ante Liechtenstein y ya sería casualidad que Mariano tuviese los minutos necesarios ante el mismo rival que su excompañero en el Real Madrid, pero con un año exacto de diferencia. Se trata de evitar la tentación dominicana y tener una interesante opción para el siempre tambaleante puesto de nueve en la Selección. Julen tiene la palabra.

El Madrid toca. El gol de los 44 toques no es más que una maravillosa metáfora del momento que vive el Madrid, capaz de jugar bien al fútbol de muchas maneras. No hay estilo que se le resista a un equipo con tanto talento y rebosante de optimismo. Es una casualidad extraordinaria que el gol empiece en Keylor y acabe en Casemiro.

El Barça desafina. Denunciar a Neymar y no saber pasar página es otra prueba palpable de la nefasta gestión de los directivos azulgrana este verano. Ni despejan el pasado, con la herida en carne viva, ni aclaran el futuro, ni rubrican el nuevo contrato de Messi. Un despropósito.