Cuestión de humildad

Advertidos. Existía mucho temor en el Atlético al partido ante el Girona, un recién ascendido, que se encontraba ante un encuentro histórico. Los del Cholo sabían lo que les había sucedido la campaña pasada, cuando el Atlético empató ante Alavés y Leganés. En el primer choque hubo mala suerte, en el segundo el equipo no jugó a nada. El Atlético fue barrido por el Girona en una primera media hora de partido increíble del conjunto catalán. Media hora donde el Atleti no vio el balón, donde fue superado de principio a fin... El recién ascendido parecía el equipo del Cholo y no un conjunto que aspira a todo y que se ha ganado el respeto del fútbol europeo. Mala manera de empezar una Liga en la que todos los aficionados atléticos han depositado muchas esperanzas de dar guerra a Real Madrid y Barcelona. La reacción del equipo, con todo perdido, y con jugadores de la segunda unidad, como Correa o Gaitán, incluso Vietto, que tiene la puerta de salida, dio un punto que es de oro. Por el significado que tiene por todo lo que pasó en Montilivi.

Humildad. El Atlético ha sido lo que es por su humildad, por su manera de entender el fútbol, los partidos, por la forma en que ha respetado a los adversarios y al juego. Hay veces que parece que el Atlético ha perdido esa humildad. Y sin ella, este equipo es uno más, como demostró en el inicio ante el Girona. Porque el rival también corre, tiene ganas, hambre, quiere que la afición local le coree y le quiera... Recuperar la humildad. Cuando el Atlético entendió que el partido no lo iba a ganar sólo por el nombre, entonces puso en aprietos al Girona. Entonces apareció Correa, que tiene calidad de sobra y marcó un golazo. Entonces apareció Giménez, que con su valor y su brío, empató el encuentro. El Atlético recuperó la humildad y con ello su personalidad.

Orgullo. Entonces el Atlético sacó el orgullo, pues es un equipo curtido en mil batallas. Cuando se quedó con diez y entendió que estaba en el abismo... apareció ese orgullo que le ha hecho ser un equipo admirado y admirable. Igualó el choque y le metió el miedo en el cuerpo al conjunto catalán, al que el encuentro también le debe servir de lección: los grandes son grandes por partidos como éste. El reparto de puntos dejó mal sabor de boca al Girona y bueno al Atlético.

Griezmann. No ha aparecido este verano y ante el Girona lo hizo a cuentagotas. Pudo marcar de chilena y fue expulsado en una jugada en la que el árbitro entendió que había simulado penalti. Muy seguro tuvo que estar el colegiado para mostrarle esa amarilla. Desde la televisión la jugada ofrece muchas dudas. Incluso pareció penalti. El Girona no se podrá quejar del colegiado. Pero Griezmann, estrella mundial, debe entender que no hay nadie por encima del equipo. Nadie. Ni siquiera él. El francés se encuentra ahora en ese momento en el que nada le sale.

Correa. Volvemos al principio. Si el Atlético quiere hacer algo importante no puede tirar un tiempo por la borda como lo hizo ante el Girona. Así es imposible. Haciendo el ridículo en el primer tiempo, sin estar Juanfran ni Griezmann ni Gabi... quedándose con diez, el Atlético sacó un punto. El equipo encadena su mejor racha como visitante en Primera, doce partidos sin perder. Simeone tiene dónde elegir: puede quedarse con el primer tiempo o con la reacción de los suyos en la recta final del encuentro. Puede quedarse con el nefasto estado de forma de Griezmann o con la personalidad de Correa, que siempre lo intenta. En cualquier caso, lo mejor es reflexionar. Porque aún hay tiempo para todo... recuperando la humildad.