F-1 y MotoGP: mundos opuestos

En una inexplicable coincidencia (Carmelo Ezpeleta aclaró en AS que intentarán evitarlo desde ahora) arrancan el próximo fin de semana los Mundiales de las dos categorías reinas del motor. Fórmula 1 y MotoGP se ponen en marcha para volver a regalarnos, esperemos, domingos de emoción y diversión. Tendremos que esperar para conocer el efecto que las transmisiones exclusivas en pago por visión causarán en las audiencias televisivas, pero ésa es otra cuestión. Ciñéndonos a lo deportivo, el panorama en ambas disciplinas es bien diferente, tanto en lo que se refiere a la lucha por los títulos como a las ambiciones de los españoles. En la F1 la cosa apunta a más de lo mismo, al dominio de Mercedes mientras que la evolución de Ferrari no se confirme y las dudas sobre Red Bull no se despejen.

McLaren ni está… ni se le espera. Por desgracia para Alonso y sus aspiraciones, condenado una vez más a la mediocridad de resultados. Carlos Sainz dependerá de la fiabilidad del motor Renault, por el momento en entredicho, pero este debería ser el año que le permita dar el salto a una escudería más acorde a su talento que Toro Rosso. Muy por el contrario, en MotoGP disfrutamos de varias opciones a la corona: desde el vigente campeón Márquez, a un Lorenzo que nunca hay que descartar, la revelación de Viñales, por qué no Pedrosa… Y todo en un certamen que se pronostica más abierto que nunca, que se beneficia (también en las antípodas de lo que ocurre en los coches) de un reglamento técnico acertado y que estoy convencido nos deparará carreras apasionantes. No tengo tan claro si será así en la F1.