En la presentación y despedida de los Hispanos para el Mundial de Francia, a mediodía del martes en el Consejo Superior de Deportes, con José Ramón Lete de anfitrión, la Federación Española escenificó también dos renovaciones de patrocinio, con Sacyr, con su presidente Manuel Manrique, y con Antequera, cuyo Ayuntamiento estuvo representado por su acalde, Manuel Barón, y la concejala de deportes, Eugenia Galán; y dos nuevas firmas, Aon, con su presidente Alfonso Gallego, e Hispanitas, con el dueño, Luis Chico, tercero de la saga de una firma de Petrel reinventada.

Es decir, la Federación Española tiene en este momento 19 patrocinadores, que no caben en el uniforme de juego de la Selección, y de unos jugadores que conocen la responsabilidad que llevan en sus espaldas: con el balonmano nacional, y con las firmas que confían en ellos.

Es obvio que los jugadores tienen un buen producto, que forman un equipo llamativo y amable, y que apuestan por la elegancia y cercanía en sus maneras y comportamientos. Del primero al último, de los consagrados a los noveles, no cabe duda que reúnen una calidad humana atractiva, y eso tiene buena venta.

Pero siempre ha sido así, y es en este momento, sin embargo, cuando más firmas se interesan por la épica del balonmano, más incluso que en la época de Urdangarín, paradigma de lo que pudo ser y no fue, y la asignatura recurrente para criticar a los directivos del balonmano por no aprovechar su tirón, aunque esa es otra historia, y cuando se debate sobre el asunto el posible tirón de Iñaqui para el balonmano pues no era tanto.

Y si todo esto ocurre ahora, algo tendrá que ver el hiperactivo Paco Blázquez, que conoce como nadie los resortes de la venta de su producto, su infatigable trabajo por meter por los ojos el balonmano. ¡19 patrocinadores de pago! ¡Digno de encomio.

PD. En la anterior entrada de este blog, quien esto escribe criticaba que la Federación diese un paso atrás en la comunicación, y que para el Mundial confiase el trabajo con los periodistas a Iker Romero, hasta ahora dedicado a ser imagen de España en los eventos y multiempleado en Francia. Pues bien, el presidente ha reconsiderado su postura, y no creo que haya sido por leer esta crítica, porque eso sería muy vanidoso, sino porque hay evidencias que se caen por su propio peso. Es de justicia aplaudir las rectificaciones cuando son para bien.